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el espejo nos acechaba […] Los espejos tienen algo monstruoso. PDF

pages19 Pages
release year2017
file size1.17 MB
languageSpanish

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185 VII Congreso Virtual Internacional Arte y Sociedad: arte de los nuevos medios (Octubre 2018) …el espejo nos acechaba […] Los espejos tienen algo monstruoso. …los espejos y la cópula son abominables, Porque multiplican el número de los hombres. Jorge Luis Borges1. Dr. Marco Antonio Marín Álvarez. UAM Azcapotzalco. Dr. Francisco Roberto Rojas Caldelas. UAM Azcapotzalco. Mtra. Nancy Alejandra Noriega Tovilla (BUAP). Mtra. Adriana Acero Gutiérrez. UAM. Azcapotzalco. La escopofilia selfica de Narciso El presente trabajo analiza el fenómeno selfie que se ha hecho posible gracias a las nuevas tecnologías. Se presentan cuatro temas para entender este fenómeno. El mito narcisista como una pulsión humana que se fascina con el rostro propio y ajeno en la búsqueda de una belleza muy particular. Se examina igualmente la metáfora reflejante del rostro y la transexuación del mito de Narciso, así como la utilización del espejo como elementos compositivos literarios y reflexivos de los cuales se ha nutrido el mundo de las bellas artes. Por otra parte, se reflexiona brevemente en la evolución del sefie como parte de un quehacer fotográfico que parte del retrato, autorretrato y debido a los avances tecnológicos que democratizan la fotografía es como nace el selfie, una nueva modalidad de autorretrato determinada por los avances tecnológicos. Por último, se describe el selfie desde la escopofilia y su doble implicación; ser fotógrafo y modelo al mismo tiempo, con el fin de objetuarse y preservarse para legitimar una condición ideal por medio de un discurso fotográfico banal, vulgar, no estético, copiado y simulacral. El análisis efectuado nos sugiere que la tecnología móvil y el mundo digital se han puesto al servicio del ego narcisista, con este yo amplificado los valores estéticos no importan, de los grandes valores de la imagen sólo quedan fragmentos. Palabras clave: selfie, narcisimo, escopofilia y autorretrato. 1 Borges, Jorge Luis (2016:7) Ficciones. Buenos Aires, Argentina. Ediciones la cueva. 186 This paper analyzes the selfie phenomenon that has been made possible thanks to the advances of new technologies. Four topics are presented. Firstly, the narcissistic myth as a human drive that fascinates with its own and others' faces in search for beauty. The text also examines the reflective face metaphor, the change of gender in the Narcissus myth, as well as the use of the mirror as literary and reflective compositional elements from which the world of fine arts has been fed. Alternatively, the document reflects briefly on the evolution of the selfie as part of a photographic task that started from the portrait, self-portrait and due to the technological advances that democratized photography is how the selfie was born; a new form of self- portrait determined by technological advances. Finally, the selfie is described from the concept of scopophilia and its double implication; being a photographer and a model at the same time, in order to be objectified and preserved to legitimize an ideal condition through a photographic discourse; shallow, vulgar, non-aesthetic, copied and fake. The essay suggests that mobile technology and the digital world have serviced the narcissistic social ego. In this reality the aesthetic values do not matter, and from the great values of the canonic image now only some fragments remain. Keywords: selfie, narcissism, scopophilia and self-portrait. Introducción No sabemos con certitud si el selfie es un efecto divergente de la tecnología digital o si fue un devenir inherente de la evolución fotográfica. Lo que es posible afirmar sin dejo de duda es que la mayoría de la humanidad ha sentido una cierta fascinación por la belleza, el rostro humano y también por el propio desde el origen de los tiempos. En el entorno actual cada individuo llega a ser una terminal telefónica móvil, computacional y entidad virtual. Este es el ámbito en el cual se gesta el selfie. La pantalla del teléfono móvil vuelve su mirada de pantalla rectangular computarizada en autofocus hacia el propietario para que éste realice un encuadre para este tipo de foto, autorretrato o imagen reflejada. Este texto explora los antecedentes míticos del selfie encarnado por el hermoso joven Narciso, bendito en su belleza y maldito a su vez en su obsesión auto contemplativa, quien 187 ofrece un legado visual enorme para la sociedad de consumo que legitima su poder día a día mediante el selfie como una sociedad narcisista. De la misma forma se analiza la metáfora reflejante del rostro y la transexuación del mito de Narciso, así como la utilización del espejo como elementos compositivos literarios y reflexivos de los cuales se ha nutrido el mundo de las bellas artes y que nos han legado grandes trabajos sobre los rostros reflejados en grandes maestros del pincel y de la pluma. Por otra parte, se reflexiona brevemente en la evolución del sefie como parte de un quehacer fotográfico que parte del retrato, autorretrato y gracias a los avances tecnológicos que democratizan la foto es como nace el selfie potenciado en número de fotos en el ciber ambiente global. Por último, se describe el fenómeno selfie desde la escopofilia y su doble implicación; ser fotógrafo y modelo al mismo tiempo, con el fin de objetuarse y preservarse para legitimar una condición ideal por medio de un discurso fotográfico; banal, vulgar, no estético, copiado y simulacral. El origen mítico del selfie Entre los griegos la narración mitológica de Narciso posee algunas variantes, sin embargo, es un hecho que en todas ellas siempre aparece un bello joven que se enamora de sí mismo, ya sea por la incapacidad para amar a otro ser humano o bien por la profecía que le condenaba a vivir siempre y cuando éste no se conociera a sí mismo, “si se non nouerit.” 2 La versión referida por el poeta Ovidio en la Metamorfosis describe a Narciso quien atraía a un sinnúmero de jóvenes (chicas y chicos por igual). Uno de esos seres que pretendieron al hermoso joven fue la ninfa3 Eco quien, al ser castigada por la diosa Hera estaba condenada de por vida a repetir las últimas palabras que escuchaba, por tanto, le era muy difícil expresar sus sentimientos. 2 Ovidio (2005:348) Metamorfosis: Libro tercero. Ediciones Cátedra. Madrid. España. 3 Una deidad menor de la naturaleza que habitaba un ambiente específico. 188 En cierta ocasión Eco jugaba en el bosque cuando por allí pasó Narciso, la ninfa sin querer hizo algunos ruidos, el joven al escucharlos preguntó:” ¿Hay alguien por aquí?”, a lo que ella responde “aquí, aquí…”. Posteriormente se aparece delante de él con los brazos abiertos en señal de amor, empero Narciso ignoró tal acto y se alejó por el bosque. La ninfa Eco despechada, se ocultó en lo profundo de una cueva hasta desaparecer, permaneciendo en ella su voz, que continúa repitiendo las últimas palabras que escucha, aún hasta nuestros días. Némesis la diosa de la venganza reprobó la actuación de Narciso, e hizo que se enamorara de su propia imagen, al verse reflejado en un estanque. Es así que el bello joven al contemplar su reflejo no puede dejar de admirarse, hasta que, extasiado por su propia imagen reflejada en el agua, muere ahogado. Algunas otras versiones de esta historia indican que, al quedar atónito ante la imagen de su reflejo en el agua, muere de sed, ante la incapacidad de alejarse del agua por temor a romper la quietud del estanque, y que su imagen se desvaneciera. No obstante, en todas las variantes mitológicas se menciona que en el sitio donde murió Narciso, crece una flor muy bella, que lleva por nombre narciso. Figura 1. Narciso por Caravaggio (1597-1599) Galería Nacional de Arte Antiguo. Roma, Italia. La narración mitológica de Narciso dio origen al empleo del término “narcisismo” por primera vez en el año de 1899 por el psicólogo Paul Näcke, y posteriormente descrito por Sigmund Freud (1914:17) XIV:71 189 “El término narcisismo […] designa aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena.” Sigmund Freud en su teoría de comportamiento sexual del ser humano, incluye y desarrolla profundamente este concepto alrededor de 1910 en su trabajo intitulado “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci,” en el cual trata de explicar la homosexualidad. Finalmente, se puede resumir el narcisismo como el amor exacerbado de un individuo por su propia imagen, mientras del interior de éste existe el deleite absoluto de su propia belleza y que paralelamente posee tanta vanidad, que probablemente está enamorado de sí mismo. El espejo y la metáfora reflejante A través de la historia las contemplaciones de los reflejos humanos se han dado a través de distintas manifestaciones, bien sea por el principio físico de la reflexión4 en el agua, en alguna superficie pulida o bien desde una magnificación corporal escultórica, aquello que los antiguos griegos llamaban Kolossos5. Es de esta manera que describe sobre la semejanza de las personas con los objetos mortuorios del pasado la investigadora Mery Torras (2007:4) “…ese duplicado que permitía poner en relación el mundo de los vivos con el mundo de los muertos por un mimetismo que nada tenía que ver con el parecido, sino con una encarnación que no se veía supeditada a la imagen y semejanza.” En tal sentido la metáfora reflejante se torna en un vaivén creativo tanto para el Arte como para el Diseño. El reflejo de un objeto en sus múltiples manifestaciones exhibe esa fantasía o exageración; es el otro yo que habita internamente, el cual se muestra intempestivamente en su misterio y prodigio. He aquí la ficción narcisista y el reflejo especular se conjugan para 4 Desde la óptica de la física, somos capaces de ver los objetos que se encuentran a nuestro alrededor porque reflejan la luz que llega hasta ellos; la reflexión es mayor en cuanto la superficie del objeto es más lisa y brillante. Sin embargo, si la luz incide en un objeto brillante de modo perpendicular, el reflejo es en el mismo sentido siguiendo el mismo eje, empero si incide sobre la superficie formando un ángulo con ésta, se refleja en sentido contrario con un ángulo igual, por lo que el ángulo de reflexión es siempre igual al ángulo de incidencia. 5 El kolossos es una estatua funeraria, la cual de alguna manera “conservaba el cuerpo en vida para toda la eternidad.” 190 la formación de una imagen pictórica o fotográfica que tendrá su mayor esplendor a lo largo del romanticismo (alrededor de 1770 y hasta casi finales del siglo XIX). Si es posible observar el tránsito de la Edad Media, se desarrolló fuertemente la idea del Narciso desde la visión del "alma de los fieles recluida en sí misma", con toda la fuerza del catolicismo más oscuro, punitivo, moralizante, adoctrinante y avasallante. Bajo un ímpetu literal respecto a lo que las sagradas escrituras arguyen. Entre esa gran variedad de citas bíblicas, destaca una en las cartas de San Pablo: (2 Timoteo 3:2-4) “…porque habrá hombres amadores de sí mismos [...] vanagloriosos, soberbios […] amadores de los deleites más que de Dios.” En ese contexto prohibitivo del culto al hombre dio como resultado que las imágenes (pictóricas o escultóricas) en su gran mayoría, fueran elaboradas para resaltar pasajes bíblicos o enaltecer hazañas bélicas de la nobleza. En la Baja Edad Media (S.XI-XV), ocurrió la transexuación del mito de Narciso (el personaje homosexual); en una joven hermosa quien fue la que se reflejó en los espejos, todo ello debido a la punición de la homosexualidad por parte de la iglesia con un mayor ahínco en el siglo XIII. Fue Tomás de Aquino en la Summa Teológica6 quien legisló contra la homosexualidad como el pecado “contra natura”, al ser un extravío del orden natural que Dios había determinado, esta tesis ha llegado hasta nuestros días tratando de consolidar la conciencia católica homofóbica durante más de 800 años. Una vez generada la transformación artística del joven Narciso, en una chica hermosa quien a partir de ese momento fue la que se contempló frente al espejo, ya no fue sólo ella, sino somos todos nosotros los que ahora nos encontramos frente a un sinnúmero de espejos, los 6 En su Summa Theologiae (1267-73) Santo Tomás de Aquino presenta una síntesis de la lógica aristotélica y la teología cristiana que se convertiría en la base de la doctrina católica romana en una amplia variedad de temas. Santo Tomás dividió su trabajo en tres partes: la primera trata de la existencia y naturaleza de Dios y el universo que él creó, el segundo con la actividad humana y la ética, y el tercero con Cristo y los sacramentos. Cada parte se compone de una serie de preguntas abiertas, en respuesta a la que presenta los argumentos de sus oponentes, así como su propia antes de refutar la primera. Santo Tomás trata de demostrar de que no puede haber contradicción entre las verdades de la fe, basada en la revelación divina, y los de la razón humana. Santo Tomás de Aquino (1273) Summa Theologiae. http://mb-soft.com/believe/tsnm/summa.htm. Recuperado el 17 de julio de 2018. 191 cuales nos muestran en esa reflexión una transformación en lo que no necesariamente somos nosotros, (embusteros, falsos, imprecisos, alterados7), forjando así la proyección de nuestra identidad tergiversada, un mero espejismo8. A este respecto argumenta Mery Torras (2007:4) “La imagen que otorga el reflejo especular se convierte en el lugar de interrogación de un yo que, tras un período de auto evidencia y autoconocimiento […] se está convirtiendo en un extraño.” En este sentido de transformaciones, reflejos y espejismos, el mito del Narciso “femenino” es explicable en las representaciones iconográficas del siglo XVI y fotográficas a partir del siglo XIX, ya que de él emanan gran cantidad de efigies femeninas en la dupla mujer-espejo. No obstante, dichas imágenes representan algunas de las virtudes como por ejemplo la prudencia9. Figura 2. Filosofo con espejo (La prudencia) José de Ribera. (1600-1652) Colección Privada. Ángeles Solar. 7 Este adjetivo se usa para enunciar las alteraciones de tipo visual que se dan por la deformación especular o gestual frente al espejo. 8 Abordamos el concepto de espejismo, no en el sentido de la física sino desde un punto de vista psicológico. Siendo entendido como una distorsión de la realidad, el espejismo es algo tan difuso que nos engaña como si fuese verdadero. Es un estado mental, cargado de emociones, mismos que aparecen de modo automático y son manifestaciones hasta cierto punto inconscientes. 9Filosofo con espejo (1632) José de Ribera es uno de los pocos casos en que un hombre se mira en el espejo, es una pintura en la cual se personifica la filosofía. 192 En esta pintura del italiano Girolamo Macchetti (Figura 3) la prudencia se representa por una mujer que tiene dos caras, en la mano sostiene un espejo mientras se ve en él, y en la otra mano se le enrolla una serpiente10. Figura. 3. Girolamo Macchietti. (S.XVI) Colección Luzetti. El rostro femenino en la reflexión especular auto contemplativa ha motivado grandes obras pictóricas, no obstante, un rostro borroso estampado bajo el pincel experto de Velázquez creó un prototipo de las Venus idealizadas a la fecha. En este lienzo, la Diosa de la belleza, Venus muestra la claridad y juventud de un cuerpo idílico de espaldas exuberante de realismo, pero cuyo reflejo del rostro delinea con una pincelada desvanecida a una mujer común. Pudiera decirse hasta un poco madura (Cantón11: 1960). Figura. 4. Diego Velázquez. (1599-1660). National Gallery de Londres. 10 La inclusión de una serpiente en la representación de la prudencia, proviene del pasaje bíblico “sed prudente como las serpientes…” Mateo, 10-16. 11 Francisco Javier Sánchez Cantón. Académico, Museólogo, Director del Museo del Prado, miembro de la Academia de las bellas Artes e historiador del arte español. 193 Esta diosa recostada, que puede ser simplemente una mujer, logra hacer descender la belleza mitológica griega al mero realismo de la cotidianidad, en la cual la belleza inmarcesible se ve siempre juzgada bajo la mirada de la edad y de otras múltiples significaciones. Como apunta Carmen Vidaurre (1999: 3) “Al presentar un mundo de conceptos humanizados, un mundo que no pertenecía al ámbito de lo real sino de lo metafórico, lo conceptual y lo imaginario, se ponía en juego, en esa época, una red de relaciones en las que se expresaba una tendencia marcada a confundir lo real con lo ficticio y, más que a confundir, a presentar lo imaginario como real.” Bajo esta red de pinceladas, la fascinación por el rostro se constituye en una amplia arena de debate pictórico que surge de lo imaginario, que se impregna de lo metafórico y que aterriza en lo conceptual, es decir, la belleza facial se transforma en mito. Para Vidaurre, este relato pictórico se constituyó en un tema que los grandes pintores como Velázquez12, Rubens13 y Tiziano14 plasmaron. En la lectura del óleo, la Venus del espejo ha sido descifrada sobre las bases de la intertextualidad académica como: el rostro de una amante que el autor cuidó su secrecía, la humanización de Venus, la fusión de la diosa Hermafrodita15 entre lo masculino y femenino o bien la presencia de una cara fantasmal (Ibíd.:3-7). Sin duda todas las interpretaciones emergen al mismo tiempo. Allí radica su misterio y seducción. En breve, el rostro desvanecido ha sido un ícono insuperable y la pincelada deshecha, pero a la vez fina nos habla ya de los visos del impresionismo. Así como la fascinación pictórica por la belleza humana reflejada en un rostro ha sido fuente de grandes obras. La metáfora reflejante, así como el espejo mismo han sido también recursos literarios. Prestigiosas plumas utilizaron estos elementos como un observatorio para indagar sobre la experiencia estética narcisista, matizada con tintes acerca de la experiencia literaria filosófica que constituye al ser y, del mismo modo, en torno a la exploración hacia mundos 12 Una de las piezas principales en The National Gallery en Londres, Inglaterra. 13 Pintura visible en el Kunsthistorisches Museum, en Viena. 14 Visible en la National Gallery de Wasington y en el museo de Le Ermitage en Moscú. 15 No olvidemos que Hermafrodita se regodea al ser poseedora de la belleza narcisista de ambos sexos, como muestra de una superioridad genérica. 194 fantásticos. A fin de ilustrar estas miradas se describen en breve dos ejemplos significativos: “Alicia a través del espejo” (1871) de Lewis Carroll y “El retrato de Dorian Grey” (1890) de Oscar Wilde. Figura 5. Alicia a través del espejo. Figura 6. El retarto de Dorian Grey. Duncan. 1890. Pau Thiriat.1910 En “Alicia a través del espejo”, Caroll propone un mundo de fantasía al cual es posible entrar sólo cuando se cruza el cristal; en un instante la protagonista y los lectores somos transportados a una realidad extraña, un ámbito que exhibe valores y realidades perceptuales invertidos. Los distintos reflejos en la novela connotan un espejo perdurable a través del tiempo, únicamente dentro de él existe ese mundo, no afuera. En el mundo de Lewis Caroll, los espejos son portales hacia la fantasía. Mery Torras sostiene “Paradójicamente, los espejos cuanto más enseñan más se esconden, cuanto más pulida es su superficie, menos se ve el espejo como tal” (2007:12). Por su parte Oscar Wide en “El retrato de Dorian Grey” plantea la problemática que ha preocupado al ser humano desde el origen de los tiempos, y que con el transcurrir de los años hacia épocas más recientes ha forjado una conciencia más aguzada de sí mismo. Esto es el miedo a envejecer y desde luego a morir sin haber dejado algo trascendental a posteriori, por lo cual tratamos de preservarnos de diversas maneras, como ya se ha explicado con anterioridad. El filósofo Albert Camus en su obra “El mito de Sísifo16” manifiesta lo siguiente: 16 En 1942 el filósofo existencialista Albert Camus realizó el ensayo “El mito de Sísifo”, partiendo de la misma leyenda griega. En dicho análisis plantea un conjunto de ideas asociadas con el concepto de lo absurdo y de la inutilidad de la vida. Aspectos determinantes en el destino de Sísifo y paradójicamente en el hombre de hoy.

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