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Puntos de reflexión : manual del progresista ; cómo transmitir los valores ; la visión progresista estadounidenses PDF

pages97 Pages
release year2008
file size0.932 MB
languageSpanish

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GEORGE LAKOFF The Rockridge Institute PUNTOS DE REFLEXIÓN: MANUAL DEL PROGRESISTA Cómo transmitir los valores de la visión progresista estadounidenses Sinopsis Cómo piensan los conservadores y progresistas. Una reflexión sobre la construcción y las artimañas del discurso político norteamericano y universal. Lakoff es una de las figuras del pensamiento mundial, un analista político de referencia. Asesor áulico de José Luis Rodríguez Zapatero en materia de comunicación política, forma parte del grupo de expertos que asesoran a los partidos progresistas en medio mundo. Su anterior libro, No pienses en un elefante, editado por la UCM, se disparó como un pequeño fenómeno para lectores, curiosos y analistas políticos. Lakoff analiza y explica con claridad los mecanismos (la teoría de campo referencial) de construcción del discurso progresista y las formas de combatir la demagogia de la derecha. Editorial: PENINSULA ISBN: 9788483078426 Año edición: 2008 Plaza de edición: BARCELONA LA VERSIÓN IMPRESA SE PUEDE OBTENER EN: http://www.casadellibro.com/ CONTENIDO Colaboradores Prólogo Prefacio Introducción: Por qué escribimos 1. Ganar y perder Doce trampas que hay que evitar 2. Biconceptualismo Conservadores parciales Progresistas parciales El mito del centro Hablar a los lectores indecisos Autenticidad 3. Marcos y cerebros Marcos profundos: «La guerra contra el terrorismo» Marcos que definen temas: «Irak y la inmigración» Marcos y mensajes Enseñanzas de las ciencias cognitivas El problema del racionalismo Expresar nuestros valores Enmarca o pierde Cambiar el marco: reconquistar las palabras 4. La nación como familia El modelo de los padres protectores La visión progresista El modelo del padre estricto La visión conservadora El principio causal: la pobreza y el terrorismo Cuestiones identitarias: los homosexuales y el aborto El populismo conservador 5. La moralidad y el mercado La idolatría conservadora La moralidad progresista La mitología del mercado libre El gobierno contra el mercado El beneficio y la dignidad humana Los fallos del mercado 6. Valores fundamentales La justicia distributiva La libertad La igualdad La responsabilidad La integridad La seguridad 7. Iniciativas estratégicas La guerra de Irak Elecciones limpias Alimentos sanos Empresas éticas Transporte para todos 8. El arte de argumentar Obama y el impuesto de sucesiones Cómo funcionan los marcos arguméntales Historias americanas El marco del «crimen y castigo» El marco de la red de seguridad social Historias políticas como argumentos Fotos como historias A favor de la neutralidad de la red Epílogo Notas Agradecimientos Sobre The Rockridge Instituto COLABORADORES Bruce Budner, director ejecutivo Kevín Budner, asistente de investigación Kyra Davis, asistente de investigación Mark Ettlinger, investigador Sam Ferguson, investigador George Lakoff, socio fundador y responsable de investigación Arianna Siegel, asistente de investigación Jessica Thierman, asistente de investigación. PRÓLOGO Frente a mí tengo una foto hecha en enero de 2008 en la puerta del Café Central de Madrid, en ella aparecemos George Lakoff y su mujer Kathleen, Judith Wells, la traductora de este libro, su marido Pablo Pombo y yo mismo. Lakoff, profesor de Lingüística de la Universidad de California, había venido a participar en el «Comité de expertos» que asesoró al PSOE de cara a las elecciones de marzo. Pablo y yo trabajábamos en el área de discurso de la campaña y decidimos recibir una clase particular, así que le pedimos a Lakoff que se reuniera con nosotros para hablar de algunos aspectos relativos a nuestro trabajo, a lo que él accedió amablemente. Eran días emocionantes, tanto como lo pueden ser los días de campaña en democracia. La reunión fue' apasionada, divertida, un poco' caótica y muy productiva. Cuando empezamos a hablar con el profesor norteamericano yo pensaba que lo estábamos abrumando a preguntas, que nuestras preguntas eran excesivamente prácticas y que difícilmente podría darnos respuestas tan concretas como esperába- mos. Sin embargo, me sorprendió el excelente nivel de conocimiento de la situación española que poseía, y la rapidez con que se hacía con los temas, los desentrañaba y nos ofrecía excelentes respuestas. Así que, además de encontrar al prestigioso lingüista, aquella noche encontré a un ciudadano profundamente comprometido con los valores progresistas, a unos ciudadanos debo decir, pues su mujer participaba con igual interés y además ponía un poco de orden en aquella tormenta de ideas con banda sonora de jazz en el célebre café madrileño. Al final Pablo Pombo y yo nos fuimos con una gavilla de buenas ideas, pero una-de las mejores ideas de aquella noche fue sin duda la de Judith Wells, que decidió traducir Puntos de reflexión, manual del progresista, para que algunas de las reflexiones que nos hizo George Lakoff pudieran inspirar a muchas otras personas de habla castellana. Finalmente Manuel Fernández- Cuesta ha tenido la idea de publicar en la editorial Península el libro de Lakoff y de proponerme que escribiera este prólogo. De este modo, sin saberlo, nos ha vuelto a reunir a las mismas personas que posábamos bien abrigados una noche de enero en la puerta de Café Central. En el prefacio del libro, Lakoff declara que el objetivo del mismo es traducir nuestros sentimientos a lenguaje. Ayudar a expresar con palabras lo que sentimos como justo y como bueno en nuestras entrañas. En la izquierda, entre los progresistas diría Lakoff, es frecuente encontrar a personas que han tomado la decisión de comprometerse políticamente llevadas por un sentimiento de rebeldía ante la explotación, ante la opresión, e impulsadas por una intuición de .justicia. Pero este sentimiento de rebeldía y esa intuición de justicia deben encontrar un cauce de expresión, y en democracia ese cauce son los argumentos, las ideas, las palabras. Unos argumentos, ideas y palabras que por lo general no son el fruto espontáneo de las situaciones de injusticia ni de los sentimientos de rebeldía, sino que necesitan un esfuerzo de elaboración, que necesitan imaginarse, documentarse, debatirse hasta que alcancen la madurez que las hace capaces de movilizar conciencias y transformar el mundo. Esas ideas, además, no están solas, sino que compiten con otras ideas, con otras palabras. Lo que dice Lakoff es que la derecha se ha hecho experta en utilizar contra la gente los sentimientos de rebeldía frente a la injusticia de esa misma gente. Que los conservadores han desarrollado todo un sistema de comunicación capaz de usar nuestras esperanzas contra nosotros, mismos, y que todo eso lo hacen a partir de conocimientos de psicología y de lingüística que deberíamos ser capaces de aprove- char ,1os progresistas. No se trata, por tanto, de usar los métodos de la derecha, pues esforzarnos en expresar nuestras ideas para que sean entendidas no es un método de la derecha o de la izquierda, es sencillamente hacer lo razonable. Lo que nos propone es que los progresistas aprendamos a hablar de manera más clara y más eficiente a la hora de recabar apoyos ciudadanos. Es lo que Lakoff llama construir nuestros propios marcos conceptuales. Las cuestiones estrictamente políticas, se diferencian de las científicas, no pueden ser objeto de demostración, sino de argumentación. Podemos argumentar que en una zona de la ciudad es mejor construir más edificios o hacer un parque, pero no podemos demostrarlo del mismo modo que cuando hacemos una demostración matemática. Por eso, en democracia, al final se vota, no como forma de establecer una verdad, sino como manera civilizada de finalizar la discusión y tomar una decisión. La tesis de Lakoff es que los marcos, las metáforas, con los que enmarcamos nuestras ideas son fundamentales para que éstas se entiendan adecuadamente. La segunda parte del título, Manual del progresista, deja bastante claro a quién se dirige el libro. No es un libro para expertos, aunque no está exento de rigor académico. Se trata de un libro para personas que quieren aproximarse a conceptos y prácticas de comunicación política. No pretende dar soluciones inmediatas a las necesidades de comunicación electoral de un candidato, pero después de leerlo es más fácil tener, o reconocer, buenas soluciones para planificar una campaña. También para evitar errores de comunicación. Quizá el peor de todos los errores sea asumir inconscientemente las ideas del contrario, volverse uno mismo un propagandista de éstas. No es algo difícil o infrecuente. De igual modo que el personaje de Molière hablaba en prosa sin saberlo, hay quien habla en la prosa de la derecha sin ser consciente de ello. Muchas veces las mismas preguntas de una entrevista nos invitan a deslizamos hacia las categorías de pensamiento de nuestros adversarios. Es más, probablemente las persona que nos entrevista no sea consciente de que está consolidando la posición de nuestros adversarios, dando la consistencia de lo real a sus marcos conceptuales. En cierta ocasión, hablando sobre la prensa, el senador republicano D’Amato le dijo al presidente Clinton: «Nosotros creemos que son liberales y que votan como usted, pero piensan como nosotros y eso es más importante». Por eso este libro puede ser útil a profesionales del periodismo que tengan valores progresistas o que, simplemente, quieran actuar con honestidad y rigor profesional. El subtítulo del libro, Cómo transmitir los valores y la visión progresista estadounidenses, es también una buena pista sobre lo que los progresistas españoles podemos hacer. Lakoff sostiene que lo mejor de Estados Unidos son sus valores progresistas, que el ansia de libertad, la democracia, la lucha contra la esclavitud, la preocupación por la suerte de los demás, son los verdaderos cimientos del país, y sostiene que sobre la reivindicación de esos cimientos es posible que los demócratas recuperen el poder. La verdad es que la España democrática también está cimentada sobre valores progresistas. Los últimos treinta años de nuestra historia se sostienen sobre la libertad y la tolerancia, sobre la capacidad de convivir respetando nuestra diversidad, sobre la solidaridad. Lo cierto es que las derechas, norteamericana y española, han tenido que trabajar mucho sus instrumentos y estrategias de comunicación política para ganar democráticamente en un contexto en el que los valores de la mayoría social son contrarios a los suyos. Como dice Lakoff, las fundaciones conservadoras han invertido mucho tiempo y dinero para aprender a usar nuestros valores contra nosotros mismos. Quizá la izquierda debería poner algo más de esfuerzo, de método y de recursos para aprovechar mejor sus propios valores. Es verdad que constituir fundaciones de investigación como las que financia la derecha no está al alcance individual de ninguno de nosotros, pero sí podemos hacer cosas eficaces como, por ejemplo, leer este libro. Yunquera, Málaga, agosto de 2008. José Andrés Torres Mora Diputado y miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE PREFACIO Los Estados Unidos están en peligro. Se enfrentan a la amenaza, de la dominación de una derecha radical y autoritaria que se refiere a sí misma como «conservadora», como si pretendiera estar preservando y promoviendo los valores estadounidenses. En realidad, los está pisoteando. Los valores estadounidenses son inherentemente progresistas, pero los progresistas han perdido el rumbo. Como estadounidenses tradicionales, es decir, cómo estadounidenses progresistas, estamos empezando a perder nuestra identidad y los valores que han hecho de los Estados Unidos un país grande y libre, un país donde la tolerancia nos ha llevado a la unidad, donde la diversidad nos ha hecho fuertes, donde actuar por el bien común ha hecho realidad nuestros sueños y donde el respeto por la dignidad humana ha multiplicado las oportunidades, liberado la creatividad y generado riqueza. Los progresistas hemos dado por sentados estos valores hasta tal punto que hemos olvidado cómo articular la visión progresista. Los términos del debate político se nos han escapado y hemos cedido incluso el lenguaje de los ideales progresistas—como la1 palabra «libertad*—para que la extrema derecha lo re- defina. La derecha radical conoce bien sus valores y su programa político. Ha impuesto sus ideas y su lenguaje. Ha dominado el debate, y ello le ha permitido hacerse con el poder. Los dirigentes políticos progresistas se han olvidado de los planteamientos a largo plazo, acuciados por las exigencias del corto plazo: presentarse a elecciones o bloquear leyes desastrosas un día sí y, el otro también, sin el apoyo previo de las bases. Poco más pueden hacer los políticos progresistas en las circunstancias actuales. A las bases progresistas les corresponde encontrar por sí mismas la voz colectiva capaz de abogar una vez más por el bien común, así como de formar un coro de voces que extiendan sus ideas por todo el país. El Instituto Rockridge forma parte de ese coro, y está fuertemente comprometido con los valores y la visión de unos Estados Unidos progresistas. Este manual es una reflexión acerca de nuestro trabajo y nuestro compromiso. Los progresistas sentimos en nuestras entrañas lo que es correcto. Nuestro trabajo en Rockridge consiste en transformar estos sentimientos en lenguaje, para ayudar a encontrar los marcos conceptuales y lingüísticos que permitan que nuestras verdades también sean visibles para los demás y que nuestro sentimiento irrefrenable de lo que es justo se traduzca en razonamientos efectivos. Hemos percibido entre las bases progresistas la necesidad de disponer de una síntesis breve, directa y sistemática de la visión progresista, de aquellos principios que abarcan todo tipo de ámbitos y de los elementos con los que abordar los distintos asuntos políticos: en definitiva, la necesidad de un manual que se pueda llevar en el bolsillo y consultar en Internet. Aquí está. Es mucho lo que aquí hemos abarcado. Queríamos comprender por qué los eslóganes y la jerga política no suelen funcionar entre los progresistas. Queríamos aclarar los modelos familiares del padre estricto y del padre protector que, en gran medida, fundamentan las visiones políticas pero que no suelen conocerse bien. Queríamos explicar por qué los electores no responden a los programas y políticas que son como «listas de la compra». Y queríamos demostrar por qué los marcos conceptuales y lin- güísticos son necesarios para servir a la verdad. En nuestro esfuerzo, hemos introducido nuevos conceptos. Por ejemplo, hemos presentado una investigación actualizada sobre los marcos profundos, es decir, de los valores morales y los principios políticos de alcance general que permiten que un eslogan o una frase llamativa calen en el público. Hemos analizado los marcos arguméntales, es decir, la estructura general de los razonamientos usados por pro- gresistas y conservadores. Y hemos analizado por qué los conservadores siguen una lógica argumental de causas simples mientras que los progresistas se guían por las causas sistémicas y complejas. Algo aún más importante: hemos analizado, y rechazado, la idea del «centro» ideológico. En el «centro» no hay «moderados», y tampoco se define el «centro» por estar a medio camino entre la izquierda y la derecha. No. En el centro están los que denominamos los biconceptuales. La idea del biconceptualismo resulta esencial para comprender—y poder cambiar—la política estadounidense. Explicamos aquí por qué los progresistas pueden y deben dirigirse a los biconceptuales con el mismo lenguaje con el que le hablan a sus bases. Una advertencia. Los grupos movilizados para campañas puntuales, los candidatos que concurren a elecciones o los políticos tienen necesidades a corto plazo: quieren palabras para el siguiente anuncio, para el discurso de mañana y para la próxima campaña electoral y quieren respuestas contundentes a los ataques diarios de sus adversarios. No las encontrarán en este manual. Este manual no ofrece soluciones de circunstancia ni respuestas a corto plazo a problemas tácticos inmediatos. De lo que trata es de la estrategia a largo plazo, de la estrategia para retomar la senda de los ideales progresistas. Trata de cómo cambiar la manera de hacer política. Trata de ayudar a que los Estados Unidos renueven su compromiso con sus raíces progresistas. Esperamos que este manual ayude a iniciar un proceso de creación de un renovado lenguaje progresista. En su versión online, será la base del Proyecto del Manual Progresista de Rockridge, diseñado para extender este manual, paso a paso, a todos los ámbitos del debate y hacerlo de forma interactiva, mediante un diálogo continuado, un debate nacional, con los progresistas de base. Este manual es también la semilla de la Red de Acción de Rockridge, una red de activistas—individuos y grupos—que desean difundir entre sus conciudadanos la perspectiva, las ideas y los valores progresistas. Contacte con nosotros en [email protected]. En todos los Estados Unidos, los progresistas están encontrando su voz. Esperamos que este libro os ayude a encontrar la vuestra.

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